15 feb 2010

Un altar peculiar

El malecón nuevo es uno de los lugares donde los culichis se reúnen para correr, caminar, pasear y noviar; desde bebés, niños, adolescentes, adultos y maduritos; encontrando además a los ambulantes que están a la orden para satisfacer cualquier antojo que desees para calmar la lombriz ofreciendo desde espiropapas, tostiesquites, raspados, crepas, papas, cevichurros y demás.
El 14 de febrero, como fecha especial, abundaron tanto carros como traseúntes, así como "vendedores de ocasión" que llegaron al lugar para ofrecer mercancía propia de la fecha que de alguna forma luego de algunos pasos se vuelvió empalagoso el lugar de tanto corazón volando en los globos de helio.
Íbamos caminando cuando de repente nos encontró, sin más ni más y haciéndonos voltear por la música que venía de ella: un altar de muertos entre tanto corazón. Efectivamente, la foto de unos desconocidos fuera de una Van y puestos sobre un mantel que bajaba de una mesa dispuesta en el carro donde había una cena para dos, copas y rosas y todo para que pudiera decirse que era romántica la cosa. No pude evitar que se me salieran los ojos mientras que mi amigo Omar me preguntó que si a esos dos los había matado ahí. Ignoro porque ahí, por qué la música, y por qué el "teatro" en ese lugar tan fuera de lugar (valga la redundancia), pero lo que sí puedo decir es que tal imagen era digno de una foto pero, que por respeto (y precaución de quien había dispuesto tal ofrenda ya que andaba "festejando" también) no lo hice.

Curiosa relación esta del Día del Amor y la Amista con el Día de Muertos, pues podría asegurar que todo el que caminaba por ahí luego de respirar amor, amor y más amor, el
aire se agrió cuando pasaban por ahí.
Que va con lo que uno se llega a encontrar.

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