5 feb 2010

10

Un 10, ese fue el motivo de mi alegría. No fue la calificación lo que me dio la felicidad, que me imprimió durante parte del día, una gran sonrisa en los labios, si no el esfuerzo y lo que me ha costado permanecer en la escuela (contando que Dios está en control para proveer).
Estoy muy contenta, lo que le sigue de contenta, mucho contenta, y esa felicidad la quise extender a mi pichirrín, cuya mayor alegría y sonrisas provienen de corretear a los pios, pios en el kioso de la Catedral; así que después de ir por él a la guardería fuimos por "revoltijo" para los pichones y nos encaminamos. Cual fue nuestra sorpresa que una banda invadió nuestro lugar y tuvimos que mudarnos hacia el otro lado de la Catedral, y empezamos a aventar las semillas y ningún pichón bajó. Había demasiada gente. Así que en vista de que no pudo corretearlas, le compré unas palomas acarameladas (ponteduros) para endulzarnos los dos la vida.

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