15 feb 2010

Camión-disco



No podía creer, simplemente mis ojos no daban crédito a lo que encontré en el camión cuando iba recorriendo el pasillo buscando un lugar donde sentarme: una televisión al frente del camión de un tamaño considerable para poder ver las imágenes desde el último asiento y con un sonido envolvente de modo que no podía escuchar ni mis pensamientos. Pero ahí no acabó mi sorpresa, esa pantalla restregaba videos ochenteros que en algún momento bailé, y fue ahí cuando no pude contener la risa.
No recuerdo el nombre de las canciones pero las imágenes empezaron a llegar a mi cabeza: las tardeadas de la secundaria, los bailes de la prepa… Empecé a reírme hasta que sentí la mirada de la persona que estaba a mi lado. No podía evitarlo, entre los recuerdos y el video de la tele, el cuadro que tenía frente a mí me parecía absurdo, surrealista, parecía que en cualquier momento la gente del camión se levantaría a bailar al ritmo de la música (onda U Can't Touch This de MC Hammer) y que de pronto se convertiría en un camión-disco con estrobos, rayo láser y humo ambiental.

He conocido ciudades, cuyo trasporte público tiene una pequeña televisión integrado con el fin de deleitar a sus pasajeros con cápsulas informativas (principalmente turísticas o información curiosa sobre la ciudad o el estado) y uno que otro comercial; pero lo que si no había visto era que por propios recursos del chofer instalara semejante televisión para el gusto y deleite de él y sus pasajeros (la cual no podías dejar de ver aunque quisieras) debe tener un trasfondo más egoísta que es delatado por el alto volumen del sonido (y eso que en autoridades de tránsito prohibieron hace algunos años llevar música en los camiones). Lo que ha de agradecerse es que en esta ocasión al chofer del Barrio-Pemex le apeteció la música ochentera y no corridos. ¡Como Culiacán no hay dos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario