8 feb 2010

Amores


Amor sacro y amor profano, Tiziano.

Durante la clase de diseño de la información, el maestro estuvo mostrando unas diapositivas sobre el estudio de Umberto Eco acerca de la historia de la belleza de occidente. Fue durante el análisis de varias pinturas donde apareció una en particular que me llamó la atención no sólo su título, si no lo que representa.
Desde el nombre, separa contudentemente los amores que representan ambas mujeres: por un lado el amor sacro (sagrado) que se simboliza de forma maternal, reforzado visualmente por el niño que se encuentra atrás de ella, así como otros elementos como el cinturón que lleva puesto (alegoría del cinturón de castidad que se usaba en la época) pero sobre todo, y de forma muy visible es toooda la ropa que lleva puesta a diferencia de la otra mujer; el amor profano, quien lleva apenas un lienzo como para que no le dé frío. Atrás de la mujer semidesnuda, se encuentra una pareja en plan de "amigovio" resaltando aún más la referencia. Esto sin profundizar lo que encontré sobre la historia del cuadro y las interpretaciones de expertos.
Lo que me parece curioso es que desde esta fechas (1515) las mujeres tenemos esta disyuntiva: ser la madre de los hijos o la amante; a la primera se le cuida, se respeta...es la catedral; mientras que por otro lado están las capillas, aquellas mujeres que por pequeños momentos hacen feliz al hombre en cuestión, pero sin ninguna responsabilidad que el colectivo social indica. ¿Por qué el hombre da un trato especial? ¿qué una esposa no puede ser buena amante? ¿que una amante no puede ser buena esposa?
No pretendo ofender a ninguna mujer que se encuentre en una de estas dos situaciones, si no más bien es una reflexión de por qué como género femenino ante los ojos de los hombres no somos merecedoras de jugar con los dos roles ¿por qué perdemos el encanto?
o ¿por qué como mujeres permitimos que hagan eso? ¿dónde, ambos géneros, nos estamos equivocando? Esa es la cuestión.

Aunque este post es una pregunta abierta y no una conclusión, ni siquiera es una postura, termino escribiendo una frase que me encantó de mi profesor (que me causó sorpresa porque esto nunca me lo había dicho nadie, y arrancó risas de mis compañeros por semejante ingenuidad de mi parte, creo yo): "No siempre un buen novio es un buen esposo". Lo cierto es que nunca he tenido un buen novio, ni mal novio, ni nada que se le parezca, así que aún tengo el beneficio de la duda; aunque a estas alturas del partido, no creo necesitar un novio, sino un esposo(jajajajajajaja quien diría que algún día escribiera esto, pero no llevo ninguna prisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario