31 may 2010

Canciones rumbo a casa

Hans es todo un cantor de todo lo que ve a su alrededor, cuando vamos a tomar el camión para ir a casa. Al pasar por una casa que tiene fuente entona: "allá en la fuente, había un chorrito, se hacía grandote y se hacía chiquito...", luego de bailar y cantar con las mímicas correspondientes; caminamos unos pasos más y nos encontramos con una tienda donde hay centros de mesa para fiestas infantiles y justo en la vitrina de exhibición están unos de Bob Esponja y empieza a cantar "Bob esponja, Bob esponja, es Boooob espooooooonjaaaaaa....". Le dice un adiós luego de cantar la canción como cuatro veces y seguimos nuestro camino. Por último, una cuadra antes de llegar a la parada del camión, pasamos por una dulcería y empieza a cantar "dale, dale, dale no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino; ya le diste una, ya le diste dos, ya le diste tres y su tiempo acabó".
Así trascurre mi camino y el de mi pequeño pichirrín cuando regresamos a casa. Entre cantos, aplausos y, aveces uno que otro berrinchín.

25 may 2010

Qué tanto es tantito

Un tiempito, no un tiempo, para mí. Un rato a solas con mis pensamientos y amigos imaginarios. Una noche de cine, una novela empezada y terminada el mismo día, una comida que termine en cena, un café en los portales viendo a la gente pasar, un concierto de música clásica, la visita a la exposición de fotografía o pintura... un picnic en la isla de los árboles estrella. Un tiempito, no un tiempo... lo sueño y luego despierto.

17 may 2010

Un regalo especial

Tenía varios meses dando vueltas en las tiendas de telas para ver, si de causalidad, había una con trenecitos, y si no fuese mucho pedir, del Thomas y sus amigos; esto para tener una reserva de sábanas para la camita de mi pichirrín y empezar a dormirlo sin pañal: un gran paso que tenía que ser motivado con un regalo especial.
Por casualidad en días pasados entré a matar un poco de tiempo a una de estas tiendas y cual fue mi sorpresa que me topé, ni más ni menos, que con el mismísimo Thomas y sus amigos. ¡No lo podía creer! Tuve que esperar a la quincena para comprar estas telas pero valió la pena. Las guardé para que el chiquilín no las viera, las lavé, y el sábado (tendidas en el patio) cuando se levantó de su siesta y miró por la ventana del cuarto, vio muchos "pupus"; se emocionó tanto que hasta gritó... valió la pena la espera; sin embargo, hasta ahí quedó la sorpresa. Me da gusto verlo tan contento al irse a dormir y verlo despertar con su "pupu" Thomas. Detalles así no tienen precio.

14 may 2010

Un vals

(Leerlo mientras se escucha el vals).
Sentada frente al balcón, veía pasar a la gente desde el segundo piso del departamento, en mis manos un boleto de camión. La decisión se tenía que tomar: quedarme o regresar. La Valsé D´Amélie que escuchaba hacía que el corazón latiera a mil por hora: “¿qué pasa si mi abuela fallece? ¿entenderá el por qué me quedo?... Es una ciudad hermosa, llueve todos los días”, el viento entraba por el balcón en ese momento, las hojas de árboles hacían ese sonido especial que pareciera aletear de aves, así mi corazón revoloteaba. Cerré los ojos, y veía, al compás del vals, todo lo que me esperaba, las aventuras, las lluvias que se acercaban, la tormenta en ese momento en mí… lloré. Una lágrima se desprendió de mis ojos que observaban mi interior, me invadía el miedo y la euforia de lo nuevo, de lo desconocido… “adiós abue”; en ese instante, junto con la primer lágrima que caía al suelo, la primera gota de lluvia de aquella tarde. Me levanté… sequé las compañeras de aquella que yacía en el suelo. Respiré profundamente. Un suspiro rayando en resollo menguó la tormenta interior, exhaló el terror. El viento que augura lluvia llegó: fuerte, irrespetuoso; me abrazó mientras lo enfrentaba al salir al balcón. Me así del barandal con firmeza, para no caer por el peso de la decisión tomada, para poder pronunciar el fallo que por semanas había aplazado: “me quedo”. Ella, mi amiga cómplice de la infancia, sonrió… “¡lo sabía!”. El revuelo del viento con olor a lluvia me abrazó de nuevo, en el fondo del departamento finalizaba el vals… las lágrimas tibias fueron perdiéndose en las gotas de lluvia que empezaban a refrescar el rostro. “Sabes que me gusta ver llover”.

12 may 2010

Amélie



Es "la película". Amélie significa tanto... resumen tanto... que es imposible describir qué tanto. La banda sonora de la película también tiene un significado especial: la decisión de quedarme a vivir en el DF, la Condesa, mi amiga Karla y las aventuras que vivimos juntas, Fabiola y la esponjosita Cleo, las visitas de Yumei y nuestros debrayes, cuando lo conocí, las tardes lluviosas en mi recámara viendo cómo entraban por la ventana las pequeñas gotas que mojaban el parqué, el disfrutar de un paseo por el Parque México y ver a los perros de pedigree, los atardeceres en el Ángel viendo el Castillo... y más, mucho más.
Es curioso como una película y su banda sonora, sea el detonador de recuerdos a mil por hora... Por eso pese a la carga de trabajo, las muchas páginas por leer y revisar; el examen encima y mi pichirrín algo enfermito... toparme con mi disco extraviado y escucharlo mientras leo ha sido un mágico y emocionante encuentro.

11 may 2010

Un mujerón

"`¿Qué es para ti un mujerón?´, pregunta un amigo a otro. `Una rubia de 1.70m, ojos de color, un cuerpazo de 70-60-90...´,en ese tenor responde el compa, devolviéndole la pregunta `¿y para ti?´. `Bueno para mí un mujerón es aquella que se levanta temprano, se va a trabajar, labora 8 horas llega a casa, prepara la comida, juega con los niños, se encarga de los quehaceres de la casa mientras que prepara ropa para el día siguiente; es aquella que pese a que tuvo un mal día en su trabajo recibe a su familia con una sonrisa, aquella que madruga y hace cola para conseguir un lugar en la escuela del niño o una cita para ir al doctor...".

El tercer día de la madres a celebrar llegó pensando en el texto anterior (palabras más)que mi hermana Giselle me leyó un día antes. En casa tenemos un mujerón de ejemplo que nos ha enseñado que las cosas se pueden lograr, paso a paso se llega a una meta, un objetivo.
No sé en qué momento me enterqué en ser un mujerón de 90-60 revienta, cuando la verdad mi naturaleza no me dicta a ser una de ellas, tengo que cuidar mi salud y condición pero no agobiarme por un físico. He entendido que soy un mujerón de otro tipo, del segundo, para ser exactos, y el ver la sonrisa de mi chiquilín me da el impulso para no desistir en el día: La huella de su mano con un "Te quiero mamá" colgado a lado de la computadora del trabajo, me recuerda y da motivos para seguir adelante. Es su primer regalo y uno de los más hermoso que he recibido, sin importar su sencillez.

7 may 2010

Paseo ensueño

Caminaba sobre la calle, iba en dirección al Parque México. Chilpancingo a unos pasos pasando Amsterdam. Veía y olía la calle. Cerraba los ojos para disfrutar de ese pequeño momento frente a mi antiguo departamento. Sentí el aire recorrer y jugar con mis cabellos risados, ese hermoso viento vespertino que venía del parque, de la fuente... lleno de aromas a café y comida gourmet de los lugares cercanos a lo que fue mi hogar. Al abrir mis ojos veía un letrero de renta-venta de uno de los departamentos. En ese instante se asomaba a la ventana mi exvecina saludándome y preguntando si volvería. "Sí", fue la respuesta dada con una seguridad y firmeza, pidiendo incluso los datos de la afianzadora para pedir detalles de costos. Seguí mi camino entre flores azules esparcidas por el viento pasajero, un deleite... un escenario exquisito ver las nubes entre los edificios y los árboles del parque. Saludé al gato de la esquina que siempre se acerba ronroneando. Pasaba por el café que siempre quise visitar con él, un "buenos días" al señor de las tortas... Estaba de regreso. No lo podía creer.

4 may 2010

¿Qué se puede esperar...?

Caminaba por el centro emocionada y gustosa por se el primer Día del Niño que mi chiquilín tenía conciencia como tal; además sabía que era un día especial pues en el trascurso había tenido muchas felicitaciones. Además, la mamá le regaló un lindo globo de balón de futbol que le había comprado momentos antes de ir por él a la guardería. Frente a un estacionamiento hay un mono que mi chiquilín saluda y le "platica" cada vez que pasamos por ahí, y ese día no fue la excepción. Sosteniéndole su manita, estaba atareado contándole cómo le había ido en su fiesta, mientras que con la otra sujetaba su globo enredado en mi mano quedándome a la altura de la cadera; cuando sin más pasaron un grupo de plebes de prepa y se atravesaron en el camino (como si la banqueta estuviera chica, pues ahora con la remodelación del centro histórico puede ir hasta marchando una banda de guerra)golpeándome a la altura del globo. Mi sorpresa al llegar a una tienda para hacer una diligencias es que ese "perdón" luego de toparse conmigo fue para rasgar el globito. Mi pregunta es ¿qué se puede esperar de alguien que le hace daño a un "juguete" de un niño pequeño? Era un joven de preparatoria ¿qué quería, quedar bien ante sus compañeros agrediendo a otro?
Me dio impotencia y coraje, más aún el no haberme dado cuenta en el momento para preguntarle ¿qué pasaba por su cabeza cuando lo hizo? ¿lo hacía más hombre, más macho...?
Qué horrible corazón puede tener alguien que le hace eso a un pequeño. Y todo fuera como un globo, antes que se acabara de desinflar (Chiquilín no se había dado cuenta)lo rompí y le dije que iríamos por su globo y se repuso. Ver para creer.

La mar

Las circunstancias son como el mar, uno el barco; el alma-espíritu, el capitán. Podemos encontrar momentos con un mar apacible, cielos despejados, buen viento para izar velas y el capitán ver el horizonte desde proa con la tranquilidad que las aguas mansas pueden dar.
En las noches el capitán, aunque no tenga una buena visibilidad de su alrededor, puede observar, contemplar el cielo, maravillarse -pese a la oscuridad- de la majestuosidad del firmamento, de la estrella guía, de su luna, de las fugaces y sus deseos... termina apropiándose de tal inmensidad.
Pero hay momentos que la mar desconcierta al capitán y tiene que sortearla ante la violencia inesperada de sus olas, la agresividad del viento, que juega con el barco cual papel en manos de un pequeño. Ante tal cuadro, el capitán puede sentir angustia, descontento, desconcierto ¡por qué si apenas unos instantes lo mecía dulcemente en sus olas, hoy parece reprochar hasta su respirar! Es ahí donde la casta marinera emerge y muestra a su tripulación por qué es él quien dirige el barco.
Pero en la tormenta pudo haber pérdidas humanas o materiales, pudo haber desperfectos... pero ninguna tan grave como para incorporarse de nuevo y seguir en alta mar.
Es bueno saber, como todo capitán, que aún en las tormentas más fuertes y en los mares más embravecidos... siempre llega la calma y el mar de nuevo muestra su tranquilidad.

3 may 2010

Segunda reunión

Fue la segunda ocasión en el mismo lugar y con más integrantes de la "bola". Fue interesante el ejercicio mental al observarnos y ver en lo que nos hemos convertido con el paso de los años: unas yumi momys, unas yacon la tarea de atender niños y otras en proceso de desembarazarse para iniciarse como mamás. Es sorprendente ver cómo han pasado los años, pero sobre todo ver la emoción y el gusto de vernos pese al tiempo. He de confesar que en ocasiones me cuesta trabajo verme, vernos pero lo asombroso es lo maravilloso es observar el curso de la vida en nosotros.