Entre más difícil es algo hay una mayor recompensa al final.
Esta frase de la película El gran pez me recuerda, subraya y da aliento de algo que escuché en la predicación del domingo: Sé que lo que estoy viviendo ahorita dentro de algunos años voy a sonreír, e incluso carcajearme, de lo que son en estos momentos causa de esfuerzos y pesares.
Es una pena que la confidente que me seguía los pasos y se emocionaba conmigo al contarle mis aventuras, se me haya adelantado; sin embargo, tengo un pichirrín que le cuento cuentos que pronto se cumplirán: él se ríe aún sin entender de lo que platico, pero sus risas le imprimen una emoción a la aventura que nunca había experimentado.
Las aventuras están a la orden del día, los desafíos también, pero se disimulan bien cuando los ves como parte del obstáculo a saltar en la carrera de la vida.
23 mar 2010
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