12 ene 2010

El poder del chocolate

Cada mordida era un calmo al corazón. Las tensiones poco a poco se disiparon. La orden llegó correctamente: "Michelle en cuanto muerdas el chocolate te vas a dejar de preocupar. Dios tiene el control". Y así fue.

Caminaba y sentía como los trocitos de avellana y galleta hacía una explosión dentro de mi boca,y justo antes de sentir el sabor de la crema de avellana fue cuando la tensión en los hombros empezó a disminuir.
En ese instante, recordé como hace varios años atrás, trabajando en el periódico, estaba al borde de un ataque de nervios y entré a Bing (una tienda de helados) y pedí un sundae con nieve de chocolate, cubierto de chocolate y nueces. La primer cucharada fue todo un suceso y un momento de cámara lenta (de haber sido escena de cine): en ese instante el mundo se detuvo y no existía preocupaciones laborales ni económicas, éramos ese delicioso helado y yop, el cual cucharada a cucharada, viendo pasar a la gente mientras caminaba, era mi única preocupación.

Ese helado, hasta ahora, a sido el más delicioso que he comido, al igual que esos dos Ferrero que comí hace un instante. No pasa nada, Dios tiene el control.

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