27 ene 2010

Cansada

Estoy cansada, mucho muy cansada. Necesito un momento para mí solita, un espacio de aunque sea dos o tres horas donde pueda leer, caminar por el malecón, ir al cine, estar conmigo. Me siento como cuando tenía el "síndrome del cuidador" y que en ocasiones quería salir corriendo, pero es el amor lo que te amarra, indiscutiblemente.

Hace días estuve en la Isla de Orabá viendo mis "árboles estrellas", en vista de estar tan lejos del Ángel y no poder sentar a sus pies. No pude más que soltarme a llorar, llorar y llorar. No sé que tantas palabras salieron por lágrimas y estas eran amargas, ácidas, pues me ardía la cara al sentirlas rodar por mi rostro.
¿Alguna vez has sentido impotencia por algo que no puedes cambiar? Bueno, así me sentí, hasta que vino un patito nadando alegremente por el río Tamazula y vi como majestuosamente(y sin saberlo) rompía con la tranquilidad del agua que iba contracorriente de él. Dejé de llorar y de repente me tranquilicé, la voz amiga de alguien querido llegó y salieron de nuevo las lágrimas para reafirmarme lo que mi corazón me decía viendo a ese patito. "No te he dejado".
Es curioso pensar que Dios me había dejado, cuando yo soy la que no lo he buscado con el mismo amor y fervor que antes, es curioso de mi parte enojarme (encapricharme) por algo que quiero y que muy probablemente no lo tengo porque no es para mí, o sencillamente no es el tiempo, ¿pero quien no ha dicho que es cansado esperar? y además, tomando en cuenta lo desesperada que soy.

A dos días de la crisis emocional, empiezo a recapitular: es verdad que se me ha dificultado regresar a mi figura antes del embarazo y aunque lo he evitado para que nadie me voltee a ver, mi hijo necesita que lo haga para que pueda jugar (y aguantar la carrilla) más con él. Dejé de leer poesía porque me daba miedo ilusionarme y que los castillos empezarán a construirse en el aire, pero ahora veo que me cuesta trabajo porque vivo mi realidad y he dejado de soñar (más no de aspirar, que es diferente).
Se que me ama mi hermanas, mis padres y amigas (que soy afortunada por tener tantas) pero quisiera tener el apapacho de una pareja, las porras de quien amas...en pocas palabras tener un esposo (porque quiero un compromiso perdurable, con quien hablar de recuerdos y anécdotas al final de mis días) con quien caminar a mi lado. Algunas de mis amigas casadas dicen que así estoy bien, que para qué quiero lavar más, y tener comida a fuerzas pase lo que pase, que el mejor estado de la mujer es con hijos y sin marido, no lo creo. No lo creo porque no hay nada mejor que hablar con alguien y decirle qué te preocupa, tus alegrías, emociones, pasiones, reflexiones, un poema, ver la tele juntos, hacerle de comer y piojito, pasear y caminar mientras ves caer la tarde, mientras llueve, aún sin decir una palabra...eso es estar, y no sacarle al parche en cuanto antes por el simple hecho de que no te ayuden a lavar loza o trapear, barrer y demás (si lo hace que padre, es un hombre equitativo y empático, una joya).

Escribir es mi deshago de estos días, bien me lo dijo un amigo, a mis 25 años, cuando un día me encontró llorando porque no sentía que algún día escribiría algo importante o trascendente (confieso que desde niña quise ser escritora, por eso mi inclinación por el periodismo), que no me preocupara si no tenía idea de qué escribir en ese momento de mi vida, que después de los 30 las ideas iban a fluir solas...y en eso estoy. Es pues "Cansada", una reflexión a lo que tengo que solucionar en calidad de urgente; al fin y al cabo el hombre de mi vida llegó: despierto junto a él cada mañana, me regala una hermosa sonrisa que me da aliento para iniciar cada día y con un vocabulario de principiante me dice "mamá amo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario