7 dic 2009

En una café

Vestido de traje y corbata, mientras degustábamos un delicioso café en la esquina de Michoacán, frente al parque México; así es precisamente como he decidido recordarte. La muerte de un amigo es triste, pero cuando le fue arrebatada la vida de una forma miserable, no sólo es triste si no horrible: por eso prefiero recordarte con tu traje y corbata, tomando un delicioso café americano acompañado de un pastel de zanahoria.

Sé que mi partida del DF fue triste para tí, que no seguimos en contacto tanto como lo hubiésemos querido, pero ahora que un amigo tuyo contestó mi mensaje no sólo me dejó asombrada, si no que en verdad, aunque uno siga sintiéndose inmortal, la vida es efímera, volátil...etérea.

Te digo adiós con estas letras, honro tu memoria con esta carta a tu ausencia; deseando que aquellas pláticas y planes que alguna vez compartimos hayan sido logrados luego de mi partida. Por mi parte, soy feliz, inmensamente feliz y cada día sonrío al despertar y ver que estoy aquí, con el amor de mi corazón y el tesoro de mi vida.

Edgar, Dios te bendiga donde quiera que estés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario