24 jun 2010

Padres contemporáneos

"¿Quién es mi pequeñita, mi cachetona? ¡qué hermosa nena tiene papá!" Le decía a su bebita, de escazos 6 meses de vida, un papá joven y orgulloso de llevarla entre sus brazos. Un amor profeso, tan tangible, que no le intimidaba demostrar su amor por esa pequeñita que llevaba rumbo a la guardería en pleno camión urbano. La bebita soltaba carcajadas de emoción al ver las caras y gestos que su papá le hacía, le recompensaba su atención y esmero con esos besos característicos que los bebés dan a esa edad. Ella, vestida con un "uniforme" de la guardería, en breve se despediría de su papá, quien de seguro iría a trabajar para luego, por la tarde y después de la jornada laboral, ir por su princesita.
"¡Baja!", gritó el papá quien sostenía con fuerza y firmeza a su pequeña hija, quien iba regalando sonrisas a quien cruzara su mirada. Luego de una parada característica de los choferes de camión que van contra reloj, el padre baja con su hija dirigiendo sus pasos hacia la guardería. "Adiós nena", dice el pibe que va entre mis brazos, para luego balbucear algo que a penas entiendo. "Sí mi amor", contesto.

*Una mujer, por el simple hecho de serlo, culturalmente se le atribuye el cuidado de los hijos, por lo que los esfuerzos, sacrificios y luchas diarias que tienen son obviadas, por lo que pasan desapercibidas. Cuando un hombre comparte en equidad la responsabilidad de sus hijos más allá de ser sólo proveedores materiales, es digno de reconocer un avance en la mentalidad del mexicano; pero que éste vaya contra el social colectivo "un hombre no desmuestra lo que siente, porque es bien macho", se deshace en cariños para con su hijo(a)y ¡en público!, eso sí es digno de admirar y aplaudir. ¡Feliz Día del Padre!

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