26 jun 2007

Vivificando

Para un día que destila tristeza hasta por el poro más pequeño del cuerpo, no hay nada mejor que caminar por Paseo de la Reforma en dirección al castillo.

Si inicia uno la caminata desde Insurgentes, al llegar a la glorieta coronada por la palmera real, te darás cuenta que los árboles estelareas han oxigenado la tristeza, de la cual, sólo habrá quedado un pequeño halo al llegar al Ángel. Él al verte detectará tu angustia y alzará sus alas llevandose con una ráfaga de su aleteo todo tu pesar, y te hará recordar quien eres, qué eres, dónde pisas, tus sueños...pero sobre todo tu esencia. Te recordará tu libertad.

De los ojos caerán gotas, lágrimas sin sentido alguno, pero con una descarga de ellas, tu corazón queda en paz, tu alma tranquila y tu espíritu vivificado.

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